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DANIELA ALEGRÍA UNA DEPORTISTA PARALÍMPICA CON TALENTO Y GARRA

Una mujer de armas tomar,  ella no acepta un “no puedes”, y aunque la vida muchas veces se le ha hecho cuesta arriba, toda las  metas que se ha propuesta las ha cumplido. Es que a sus 30 años, Daniela Alegría Ruíz,  batquebolista paralímpica,  se ha destacado no sólo como deportista, sino que en la vida personal ha podido formar una hermosa familia y abiertamente lo reconoce como un gran logro.

Producto de un nacimiento prematuro tiene todo su lado izquierdo con problemas, brazo cadera y pierna con complicaciones. Pero no por esto ha dejado de luchar. Es que Daniela ha tenido como ella bien dice “una vida caóticamente hermosa”.

Los invito a conocer una deportista luchadora,  es que tanto ha sido su pelea que el año pasado obtuvo El Cóndor de Bronce, por ser la mejor batquebolista paralímpica del país, reconocimiento que corrió por parte del Círculo de Periodistas Deportivos de Chile.

Daniela Alegría, una talquina que hay que conocer.       

¿ De dónde surge tu discapacidad física?

Yo nací de seis meses, porque mi mamá tuvo una complicación con la bolsa,  ésta se reventó como si la hubiesen clavado con un alfiler y por ahí se empezó a infectar.

Soy un milagro,  imagínate fui una guagua muy grande para la gestación que tenía,  pesé un 1 kilo 380 gramos y eso es imposible para las 24 semanas. Así mi vida ha sido caóticamente hermosa.

Entonces como me faltó “horneado y tostado” (jajaja) nací con dificultades en todo mi lado izquierdo,  yo tengo el brazo izquierdo más corto, la pierna… yo no fui niña Teletón porque le dijeron a mí mamá que era muy poco lo que yo tenía, pero no era así.

¿ Y qué hicieron para poder tratarte?

Nací con una rotación de la cadera izquierda, pie equino el que fue corregido a los 6 años y la rotación de cadera me operé a los 16. Me operé en Cuba porque acá en Chile no me encontraban mayor cosa.

¿ Y cómo fue la operación en Cuba?

Mi mamá  fue seleccionada de básquetbol y siempre fue profe, entonces  tenía varios conocidos en la disciplina. Una vez llegó acá un entrenador cubano,  y él le dijo que por qué no me veían en Cuba. Y la verdad es que mi calidad de vida y proyección aumentó. Si no me hubiesen operado estaría con prótesis de cadera y rodilla, algo muy doloroso.

¿ Entonces esto del básquetbol nace de tu madre?

Sí sin lugar a dudas. El año pasado cuando me dieron el reconocimiento por parte del Círculo de Periodistas Deportivos de Chile, era verano  y no asumía que tenía el Cóndor de Bronce en mi repisa. Es que desde que nací jugué básquetbol, pese a todas mis complicaciones, igual jugaba el convencional, ese de pie. La verdad es que mis papás nunca me dijeron,  no haga eso hija que se me puede caer.

Pero cuando era adolescente  llegué a una preselección de Talca y no me dejaron lamentablemente por el tema físico. Mi  entrenadora me dijo, “tú puedes ser la mejor técnicamente, tener buen tiro, pero físicamente tú no rindes”.

Ahí mi mamá me dijo,  «ya hija hasta aquí no más llega con la selección, usted juegue en el colegio, en el club deportivo, pero nunca más en la selección porque te van a empezar a decir cosas que te van a hacer mal».

¿ Y cómo siguió tu vida?

La verdad con las operaciones no seguí jugando al mismo nivel. Y resulta que acá en Talca a los 22 años me diagnostican artrosis, y me dicen que si  no colgaba las zapatillas me iba a hacer un daño tremendo, y que no podía hacer ningún tipo de deporte .

Ahí empecé a hacer otras cosas con respecto al básquetbol, tanto así que soy oficial de mesa de control, las personas que anotan los puntos y esas cosas.

¿ Y  cómo llegaste al básquetbol en silla?  

Terminé mi carrera de educadora diferencial en la UCM y ahí partí a Santiago. En este intertanto conocí a mi actual esposo.

Paralelamente en ese periodo descubrí el básquetbol en silla. En el 2014 fueron los juegos Odesur acá en Chile, como trabajaba con el tema de la mesa de control, me dijeron mira Dani  tenemos opciones ¿ quieres jugar en el convencional o el adaptado… el  básquetbol en silla ? Y para mí  fue cómo,  de qué me están hablando,  ya sí en el adaptado, quiero saber qué pasa. Se terminó el campeonato y  empecé a preguntar qué necesito para entrar a un club y me dijeron que había uno en Las Condes,  yo vivía en ese momento en San Miguel,  pero igual  partí para el barrio alto.

Me pasaron una silla y me prestaron amarras, que son unas cosas  de metal para fijarse. Inmediatamente se dieron cuenta de que jugaba básquetbol, porque tenía lanzamiento,  era un autochocador porque de manejo de silla no tenía idea, pero sí de básquetbol. Ahí encontré este deporte en sillas,  en el Club Los Domínicos de Las Condes.

¿ A partir de ahí cuáles han sido tus logros deportivos más significativos?

Partí jugando en mayo y en julio estaba denominada para la selección chilena, jugaba con hombres. En los campeonatos nacionales siempre estaba presente.

Yo soy la única mujer que juega básquetbol en la Región del Maule a nivel paralímpico. Y de la región que me llaman a jugar, salimos campeonas. Siempre he sido  goleadora. Y ahora juego en Curicó.

¿ Cuál ha sido el logro más significativo en lo deportivo y en lo personal?

Desde que empecé a jugar todos mis compañeros dicen,  «la Dani desde que se subió a la silla es la mejor de Chile», todos me han reconocido como la mejor. Ahora el hecho de clasificar a Lima fue importante,  porque salimos a la palestra,  antes nadie nos reconocía como selección femenina.

En lo personal el logro más significativo ha sido tener mi familia, para mi tener a mi hija Ema también fue un milagro. Sobre todo encontrar a los médicos que me quisieran acompañar en el proceso, varios doctores me habían dicho que no por el tema de la cadera, hasta que encontré a un traumatólogo que me apañó.

¿ Daniela cuáles son tus proyecciones a futuro?

La verdad te digo, me puedo morir tranquila, porque todo lo que me he propuesto como sueño lo he podido lograr. Estudiar sin problema, ser profesional, tengo un trabajo maravilloso en El Amor de Dios en Talca, el básquetbol ha sido un plus en mi vida,  después que yo nunca pensé que podía volver a jugar,  fue resucitar una parte de mí. Imagínate casarme, después de pensar “quién me va a mirar”,  tener un esposo maravilloso, tener una hija preciosa, estoy simplemente feliz y agradecida.