Claudio Bravo resultó vital en el estreno triunfal del Betis en Mendizorroza merced a una doble parada tras la reanudación y con 0-0, primero a cabezazo de Battaglia y, luego tras el rechazo, a remate a bocajarro de Laguardia. Una intervención determinante estando en frío, porque hasta ese momento, el Alavés apenas lo había inquietado.
No obstante, su aporte fue más allá de esta aparición puntual, tal y como se encargó de destacar tras el choque el propio Manuel Pellegrini, que considera trascendente el buen manejo con los pies de Bravo. «Tiene un gran juego con los pies que nos soluciona muchos problemas, porque nos permite jugar y no tirar balones al campo contrario», señaló el técnico chileno.
Una virtud que no es, ni mucho menos fruto de la casualidad, sino resultado de un trabajo desde su formación como portero que ha ido perfeccionando durante su larga carrera. Bravo, ya en Europa, siempre se ha caracterizado por su tranquilidad cuando recibe el balón y por su precisión en el golpeo, lo que viene de lejos y con una referencia tan clara como relevante en el mundo de la portería.
Porque Claudio se formó bajo la filosofía del considerado como uno de los mejores entrenadores de porteros del mundo, el holandés Frans Hoek, que en su momento pasó por el Barcelona y ahora, a sus 63 años, se encarga de esta parcela en el Manchester United. Hoek defendía ya desde el siglo pasado que «el portero del futuro tenía que ser un jugador más del equipo, que no podía dedicarse sólo a atajar, que tenía que jugar, salir de su arco, participar en la introducción del juego desde el fondo y ser un hombre clave en la salida».
Filosofía que Julio Rodríguez aprendió durante su curso de capacitación como entrenador de porteros en Holanda con Frans Hoek y que trasladó en Colo-Colo a todos los porteros que formó, con especial atención a Claudio Bravo. Julio, como ya se reflejó en los artículos publicados por ED, fue una figura clave en el crecimiento como portero de Bravo, su gran padrino, y desde el primer momento le explicó la importancia de saber jugar con los pies. Una enseñanza que, como explica Rodríguez, asimiló rápidamente y que aplicaba con solvencia y con gusto, porque desde que se lo inculcaron se sintió cómodo en ese rol.
«Gracias a Frans yo también pude inculcarle a mis arqueros los atributos por los cuales es conocido Claudio Bravo y que ustedes en España pudieron ver en el Barcelona y ahora en el Betis, como el manejo con los pies», explicó el formador de Bravo, que en su estreno como verdiblanco ya le aportó al equipo un plus que Pellegrini considera fundamental. Un secreto al servicio del Betis.
Fuente: www.estadiodeportivo.com