El Corría el año 2000 y un joven de 22 años con una rubia y larga cabellera llegaba desde Constitución, cuadro que por aquel entonces militaba en Tercera División para jugar por Rangers, elenco que en ese entonces era candidato fijo en el atractivo campeonato de la Primera B.

Este chico delgado, más bien bajito, pero, con una zurda mágica, de nombre Óscar Fabián Ibarra, llegaba a la tienda piducana para hacer sus primeras armas en el profesionalismo. Si bien en un principio no era fijo en el esquema, a punta de esfuerzo y talento, el «zapatilla» comenzó a coquetear con la titularidad jugando como lateral izquierdo en varios partidos de ese torneo en donde la escuadra piducana lograría el ascenso a primera división.

El tenino dice que sus inicios con el rojinegro los recuerda con mucho cariño.

«Es una emoción, tengo recuerdos muy bonitos desde que llegué a Rangers, tuve buenos compañeros, hicimos un muy buen grupo ese año 2000, año en el que subimos a Primera División, y fue un sueño pasar de Constitución en Tercera y  a jugar con Rangers en primera en dos años, fue un sueño hecho realidad, fue muy rápido, de mucha alegría, me dejó muchas enseñanza en muy poco tiempo».

El defensa estuvo durante seis años jugando con Rangers, en Talca, se hizo un nombre en el fútbol, e incluso llegó a ser capitán del equipo en algunos cotejos, marcando goles importantes de tiro libre y remates de media distancia. Sin embargo, a pesar de todo, también tuvo momentos no tan gratos, indicando que  la campaña que más lo marcó fue la del descenso en el 2006, cuando se perdió la categoría por penales ante Lota Schwagger en el Estadio Federico Schwagger de Coronel, y la lesión que sufrió cuando se encontraba en su mejor momento como futbolista.

«La campaña que más me marcó fue la del último año que estuve, principalmente, porque descendimos y fue doloroso, una experiencia muy mala, porque salíamos a la calle a comprar y la gente nos trataba mal, y no era lo que esperábamos, nosotros íbamos con todo el animo de quedarnos en primera, y sucedió que en el último minuto nos hicieron el gol y en penales bajamos, y eso fue lo más malo que viví en el fútbol. Pero, en general tuve lindos recuerdos. Lo otro fome que me pasó fue que me fracturé solo en un partido, eso me hizo perder confianza».

Varios años han pasado desde que Óscar Fabián Ibarra dejó Rangers y el fútbol, no obstante, hoy espera que su legado continúe dando frutos, con su hijo que es parte del plantel sub 19 del rojinegro.

«Mi hijo está en la sub 19, le queda este año y otro más en el equipo, ahí veremos  que pasa en Rangers, ojalá  tenga la oportunidad que yo tuve y pueda jugar fútbol profesional que es lo que quiere. Ojalá los profes que están a cargo le puedan seguir enseñando a jugar y a ser buena persona que es lo más importante».

Una vez retirado del fútbol, el ex lateral piducano, comentó que en un principio fue difícil dejar la actividad porque la extrañaba mucho, pero, se fue reinventando y con su señora armaron un negocio relacionado con el cuidado de perros.

«Con mi señora tenemos una peluquería canina en el centro de Teno, y un hotel canino en la montaña de Teno, hacemos cortes de pelo para los perritos, los vamos a buscar y a dejar, yo aprendí a hacer los cortes, y en estos momentos, por la pandemia, estamos trabajando en la casa. Me costó mucho cuando deje de jugar, pensé que iba a ser diferente, más fácil, pero, me costó dejar el fútbol, no estaba haciendo lo que quería y me pasaron varias cosas durante ese tiempo, no teníamos las mismas entradas que cuando jugaba, me cambió la vida de repente, pero, gracias a Dios nos volvimos a reinventar. A mí señora le gustó la peluquería canina en El  Salvador, y se dedicó a eso, ahora, nos ha ido muy bien, lo importante que tenemos trabajo en este tiempo de crisis».

El ex defensa, además de Rangers, tuvo pasos en Ñublense, Cobresal y Puerto Montt, club en el que se retiró.