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INGRID SOTO: TALENTO, SIMPATÍA Y GRANDES ASPIRACIONES

Ingrid Soto es de esas mujeres que derrochan simpatía, cuando tomamos contacto con ella no presentó ningún inconveniente en darnos esta entrevista. Estamos hablando de una joven deportista de Taekwondo, a sus 22 años obtuvo medalla de plata en los Juegos Deportivos Nacionales 2019. Además y por si fuera poco estudia pedagogía en la Universidad Católica del Maule (UCM).

Por eso le preguntamos, ¿ cómo lo hace para estar en todas?

“La verdad es que ha sido difícil pero no imposible,  como se dice para todo hay tiempo.  Yo practico desde los 11 años Taekwondo,  pero entrando a la UCM se me abrió la puerta para ser parte de la selección y  participar en competencias a nivel más fuerte,  a nivel nacional”.

Aunque ahora no es parte de la selección por un tema de una lesión y por sus estudios, está trabajando para entrar en un cupo.

¿ Pero de dónde nace esta idea de ser deportista de Taekwondo?

“En realidad empezó mi hermano más chico a los cinco años,  la escuela quedaba a dos cuadras de mi casa. A mí no me gustaba el taekwondo, yo bailaba español, pero  siempre fui buena para los deportes,  eso sí nada de contacto, ni menos pelear, incluso cuando yo entré a esta academia pasaron seis años para que me diera cuenta que realmente me gustaba el combate y que sí tenía talento”.

Desde ahí ha tenido importantes reconocimientos ¿Pero, cuáles han sido sus logros más significativos, esos que llegan al corazón ?  

Los   más significativos se dieron  el año 2017 donde saqué medalla de plata en los Juegos Deportivos Nacionales y también ese mismo año obtuve medalla de oro en los Juegos Nacionales Universitarios. Y eso fue un hito tremendamente importante para mi.

¿Ahora cuáles han sido los costos personales de practicar este deporte? ¿ Qué cosas, qué celebraciones ha tenido que dejar de lado?  

“La verdad,  he tenido que practicar  durante  mucho tiempo para estar donde estoy, entonces eso me ha significado dejar a mi familia de lado,  a mis amigos. Yo no tengo tiempo para salir a carretear o salir a compartir con ellos. A veces tengo que hacerme tiempo cuando son cumpleaños, fechas importantes de mi familia o amigos, pero estoy por un  rato y tengo que ir a entrenar. También en los estudios no he podido dedicarme al 100 por ciento”.

Con respecto a este tema reconoce que la universidad, le ha brindado múltiples posibilidades para sacar adelante sus estudios.

“Lo bueno es que en mi carrera los profesores son muy conscientes y ellos siempre han estado dentro del proceso que yo he llevado a cabo. Entonces se han dado cuenta de mis logros. Cuando voy a hablar con el jefe de carrera tengo un apoyo tremendo”.

Por otro lado, ¿cuál será la situación sentimental de esta joven deportista, tendrá tiempo para pololear?

Mi pololo es mi entrenador, se llama Boris, llevamos ya casi 7 años, él me vio y  me empezó a ayudar en el proceso para competir. Es hijo de mi maestro,  era mi compañero, vio que yo tenía habilidades y como es profesor de educación física me empezó a entrenar a parte  y así empezamos como las hormiguitas. Nuestros gustos son similares y a  veces  me dicen, oye tu pasas todo el tiempo con tu pololo, pero la verdad de lo que pololeamos es súper poco, porque prácticamente casi todo el tiempo es mi entrenador.

Cuáles son tus proyecciones, qué esperas a futuro?

Yo deportivamente espero en los próximos juegos nacionales sacar el primer lugar en la categoría que decida competir, y mis aspiraciones a futuro son grandes, me gustaría representar a mi país afuera en algún sudamericano, o panamericano,  pero para eso me faltan años porque estoy recién empezando, son años de trabajo, hay que ir paso a paso.

¿Y en términos personales?

Lo único que pido es que nunca me falte mi mamá, porque ella ha sido un apoyo fundamental, yo vivo con ella y  es la que me tira para arriba me da aliento para seguir y me hacer ver donde he llegado y donde comencé.