Selección Argentina aprende de la adversidad
La mejor Selección de todos los tiempos ha demostrado que una derrota rápidamente se puede convertir en anécdota. Lo que antes hubiera sido motivo de preocupación, caer en la última fecha de una Eliminatoria, hoy en día no afecta más que las estadísticas.
Días después del impresionante espectáculo ante Venezuela y la emotiva despedida de Lionel Messi en su último partido oficial en el país, Argentina cumplió con el trámite en un terreno hostil. Aunque el juego no fluyó como de costumbre, apenas pudieron inquietar a Hernán Galíndez, sufrieron errores individuales que llevaron a la dolorosa expulsión de Otamendi y soportaron una decisión incorrecta al sancionarles un penal inexistente, en medio de la adversidad también se obtuvieron conclusiones valiosas para la proyección al Mundial.
La principal conclusión es que uno de los rivales más completos no logró dominarlos ni siquiera con un jugador más. Demostraron capacidad para resistir y, a pesar de estar al límite, mantuvieron la compostura a pesar de los contratiempos. Jugando como visitantes en Guayaquil, en un campo más seco de lo habitual ante un serio equipo de Ecuador, y con la mitad de sus titulares ausentes, intentaron cambiar un rumbo que desde el principio se les presentó complicado.
No es motivo para alarmarse que Balerdi haya mostrado cierta debilidad en los duelos individuales, que Mastantuono no haya sido tan influyente como se esperaba o que hayan necesitado la intervención de Dibu para controlar situaciones complicadas.
Argentina, líder y renovada, nos llena de orgullo incluso en la derrota. Está claro que este equipo está por encima de un simple resultado negativo.
Fuente: Olé Deporte Internacional