Maxi Cerato confiesa su lucha contra la ludopatía
El futbolista argentino nacionalizado chileno, Maximiliano Cerato, quien ha jugado en equipos como Everton de Viña del Mar, Cobreloa, Deportes Linares, Defensores de Belgrano y León de México, reveló en una emotiva entrevista con la revista del SIFUP su lucha contra la ludopatía, un problema que lo afecta desde 2010 y lo llevó a sentirse atrapado en una situación sin salida.
En sus propias palabras, Cerato admitió: “Durante mucho tiempo pensé que podía resolverlo solo, que era un tema mío y que no debía involucrar a nadie más”.
Sin embargo, llegó un momento en el que se dio cuenta de que necesitaba ayuda: “Sentía que no tenía salida, que lo mío no tenía solución. Pero en ese instante entendí que el primer paso era dejarme ayudar. Levantar la mano. Y me sorprendí al descubrir que sí había una salida, que podía volver a tener una vida mucho mejor que la que llevaba“.
Los problemas de adicción al juego comenzaron hace 15 años mientras jugaba en Everton de Viña del Mar, donde el casino local se convirtió en su perdición.
“Lo peor que me pudo haber pasado fue ganar. Porque ahí sentí que podía controlar el juego, que estaba por encima de la lógica y que podía ganarle siempre a la mesa. Ese pensamiento me acompañó mucho tiempo y terminó siendo el inicio de un problema más grande“.
Su adicción creció con el tiempo hasta afectar su vida personal y profesional: “Al principio iba al casino como una diversión. Me parecía algo normal, una salida con amigos, una manera de pasar el tiempo (…) Cuando empecé a sentir que todo giraba en torno a eso. No estaba presente con mi familia, no pensaba en el fútbol, todo era la próxima apuesta“.
Atrapado en las deudas y la ludopatía, Cerato buscó ayuda en el Sindicato de Futbolistas Profesionales (SIFUP), donde encontró apoyo: “Llamé a Gamadiel (García), me contestó y se puso a disposición inmediatamente, junto con Luis Marín, Alfonso Canales y Fernando Cordero, a quien tuve de compañero en Linares“, relató.
Inició entonces un proceso de recuperación intenso: “Fue muy duro. Estaba ahí las 24 horas sin poder escapar. Las jornadas comenzaban a las siete de la mañana y terminaban a las 11 de la noche, con actividades y grupos todos los días de lunes a sábado. El primer mes no podía ver a nadie. Recién después empecé a recibir visitas cortas de mi familia los fines de semana”.
“Al principio tuve momentos en los que quería irme, sobre todo en los primeros días, con sueños malos y emociones muy fuertes. Pero ahí estaban los profesionales para explicarme que todo eso era parte de la recuperación y que debía atravesarlo para salir adelante“, concluyó el delantero.
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Fuente: Primerabchile.cl Primera B





































