Otamendi carece de oficio en empate de Boca
El partido entre Boca Juniors y Benfica dejó un sabor agridulce para los aficionados, ¿vaso medio lleno o vasco medio vacío? Por cómo se dio el 2-2, sin dudas de la peor mitad. Más allá de que Boca dio la cara, mostró los dientes y tuvo momentos de buen toque en el primer tiempo, le faltó justamente lo que tuvo Nicolás Otamendi como campeón del mundo, referente y capitán del Benfica.
Otamendi demostró su oficio al mantener la línea a pesar de los silbidos de los hinchas de Boca, por ser hincha de River y haberlo mencionado en varias ocasiones. Mostró determinación al caerse tras un golpe zonzo de Carlos Palacios, lo que llevó a la intervención del VAR y a la consecuente sanción de un penal (correctamente cobrado con tecnología) en una jugada de bajo riesgo. Además, mostró su calidad al picar como un toro en el área, desmarcarse y cabecear como si fuera un tiro de Messi en los minutos finales del partido.
Por otro lado, Boca mostró intensidad y una mejora notable en el debut de Miguelo Russo como entrenador. Sin embargo, desperdiciaron oportunidades clave debido a la falta de experiencia. El error del chileno frente a Otamendi en un foul innecesario y la expulsión de Bellotti dejaron al equipo con ventaja numérica pero sin profundidad.
A pesar de tener un jugador más en el campo, Boca no logró liderar el partido y los nervios jugaron en su contra. La falta de control del balón y la incapacidad para calmar la adrenalina fueron evidentes. Incluso con ejemplos claros como el penal cometido por Figal que fue anulado por fuera de juego antes del 2-2, el equipo no logró mantener la compostura.
El esfuerzo de Boca fue destacable al enfrentarse a un rival tan importante como Benfica en un escenario internacional. Sin embargo, les faltó ese oficio que solo se adquiere con experiencia y que Otamendi ha demostrado tener después de años en la élite del fútbol.